La Asamblea Mundial de la Salud (WHA) ya en 2018 creó el llamado 'Plan de acción mundial sobre actividad física (GAPPA) 2018-2030 promoviendo una nueva meta global voluntaria para reducir los niveles mundiales de inactividad física en adultos y adolescentes en un 15% para 2030, a partir de lo cual la OMS en 2020 estableció nuevas directrices sobre actividad física y hábitos alimentarios.
Entre
otras recomendaciones, la OMS establece que, para todas las poblaciones y
rangos etarios, hacer algo de actividad física es mejor que no hacer nada. En
el caso de los adultos de 18 a 64 años, muchos de los beneficios de la
actividad física se observan en cantidades semanales de entre 150' y 300
minutos a una intensidad moderada (caminata, golf), y de 75' a 150 minutos a
intensidad vigorosa (nadar, andar en bicicleta, correr), y al menos, 2 días a
la semana, entrenamiento de fuerza. La combinación de estos dos tipos de
ejercicios ha demostrado prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares
y mejorar dicha condición en aquellos que ya la padecen. Mientras que en niños
y adolescentes de entre 5 y 17 años, un promedio de 60 minutos diarios de
actividad física moderada a vigorosa brinda beneficios para la salud, más aún
si se realizan más de 60' de ejercicios por día.
Para
los adultos mayores (de 65 años y más) la evidencia demuestra un beneficio de
la actividad física aeróbica en la disminución del riesgo de desarrollar
limitaciones funcionales físicas. Mientras que el riesgo de lesiones
relacionado con caídas puede reducirse con actividad física multicomponente,
que es aquella que combina entrenamiento de equilibrio, la fuerza, la
resistencia, la marcha y la función física.
Ante
casos de personas que tuvieron o tienen algún tipo de enfermedad cardíaca,
contrariamente a lo que la mayoría en general considera, el trabajo afirma que
no sólo pueden, sino que ‘deben’ realizar actividad física para mejorar los
parámetros de su corazón y calidad de vida. Es en este grupo de pacientes donde
el ejercicio físico ha demostrado mayor beneficio. No obstante, se destaca que
todo paciente debe consultar con un médico especialista previo al inicio de
cualquier plan de entrenamiento para la realización de una evaluación
cardiovascular.
En
opinión del Dr. Jorge Franchella, médico Deportólogo y Cardiólogo, Director del
Consejo de Cardiología del Ejercicio de la Sociedad Argentina de Cardiología,
"la mayoría de esos controles podrá determinar qué tipo de ejercicio y en
qué cantidad se pueden realizar; por ello, si bien las evaluaciones tienden a reducir
al máximo la probabilidad de cualquier evento cardiológico, no puede alcanzar
el 100%.
Es
por ello que todas aquellas personas que quieran realizar ejercicios
programados deben primero tener una avaluación de aptitud al esfuerzo, ya que
como lo refiere el Dr. P. Kokinos en sus trabajos de 2010 y reitera en el
último trabajo presentado en agosto del 2022 en el Journal del Colegio
Americano de Cardiología (JACC), la cantidad de minutos caminados en la cinta
alcanzados en una ergometría (METs), es un valioso predictor del nivel del
riesgo y permite prescribir con mayor precisión".
"Otro
trabajo, también publicado recientemente en la revista del Colegio Americano de
Cardiología, mostró que ‘la probabilidad de enfermedad cardiovascular y el
riesgo de mortalidad cardiovascular en todo el espectro de edades (incluidos
septuagenarios y octogenarios), hombres, mujeres y todas las razas, disminuye
con el ejercicio físico, ayuda a controlar los factores de riesgo tanto en la
población sana como enferma. En el mismo estudio no se observó un aumento del
riesgo con la aptitud física extrema. No estar en forma conlleva un mayor
riesgo que cualquiera de los factores de riesgo cardíaco examinados’, completó
el Dr. Franchella.
Escuchamos
en este episodio al Dr. Jorge Franchella, médico Deportólogo y Cardiólogo,
Director del Consejo de Cardiología del Ejercicio de la Sociedad Argentina de
Cardiología.
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