Hay parejas que cuando se separan logran acordar régimen de cuidado, las responsabilidades y el sostén económico de sus hijos e hijas. Pero hay también muchísimas madres que, tras una separación, quedan criando solas.
Esto
es: no sólo ocupándose enteramente de cuidar a los hijos e hijas y de trabajar
fuera de casa en simultáneo, sino de sostener todos los gastos: desde los
remedios hasta los regalos, desde el colegio, los útiles y el ocio hasta el
alquiler y las expensas del lugar en el que viven.
Se
calcula que en Argentina hay, en promedio, 2 millones de madres que crían solas
a sus hijos y tienen problemas con la cuota alimentaria. No sólo para que la
Justicia estipule un monto acorde a todo lo que deben sostener sino también
para que, después, los “progenitores” las cumplan.
Cecilia
Bertolino es santafesina, estuvo 10 años en pareja y tuvieron juntos tres
hijos. “Nos casamos, nos fuimos a vivir a Pinamar, trabajábamos juntos en
nuestra empresa: el librito completo de la Cenicienta”, arranca ella. “Pero no
éramos felices, y yo me empecé a enfermar”.
Fue
ella, en ese contexto, quien tomó la decisión de separarse cuando el menor de
sus hijos era todavía bebé. “Me acuerdo que en ese momento le dije a mi hija
mayor, que tenía 7 años: ‘Mamá y papá ahora van a ser amigos’, ‘siempre vamos a
ser tu papá y tu mamá’. Pero nada de eso se cumplió. El progenitor no sólo se
borró con ellos y me culpó a mí de todo, tampoco pasó dinero y se borró con los
cuidados”.
Con
“cuidados” se refiere no sólo a llevar al colegio o al médico sino a contener
berrinches en las infancias, angustias o rebeldías en las adolescencias. Es
decir, a cuidar en todas sus formas. “Así que me encontré sola con las tres
criaturas, sin trabajo y en una ciudad donde no conocía a nadie”.
Escuchamos
a Cecilia Bertolino que nos habla sobre la crianza sola….
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