Desde hace 15 años, Ibáñez se dedica a la neurociencia aplicada, ayudando a las personas a entrenar su cerebro para mejorar su rendimiento, combatir el estrés o la ansiedad, e incluso, a afrontar mejor los cambios y retos de la vida. Como admiradora del doctor Ramón y Cajal, Ana Ibáñez suscribe las palabras de este pionero en el estudio de la plasticidad cerebral y la neurociencia: “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”. Y, por tanto, de su propia vida. Ibáñez propone ideas tan retadoras como que la autoestima la fabrica nuestro propio cerebro o que todos podemos modificar nuestras conexiones neuronales para lograr un mayor bienestar. “Existen entrenamientos cerebrales que ya están a nuestro alcance y que podemos poner en marcha para mejorar muchísimos aspectos de nuestra vida. Entrenar nuestro cerebro para sacarle el máximo partido es posible en el siglo XXI”, afirma.
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