lunes, 26 de agosto de 2024

Preocupa en Argentina la nutrición durante los "segundos mil días de vida"

 


Mucho se habla de los primeros 1000 días, que van desde la gestación hasta los dos años, y es pertinente que así sea, porque es una ventana de oportunidad para intervenir y que los niños y niñas puedan alcanzar todo su potencial de desarrollo y crecimiento. Sin embargo, esa ventana no se cierra al cumplir dos años; muy por el contrario, los ‘segundos mil días’ -entre los 2 y los 5 años- son también una etapa central, en buena medida para seguir estableciendo hábitos de alimentación que acompañarán durante toda la vida y condicionarán la salud futura.


Al respecto se expresó el licenciado Alberto Arribas, durante el programa Todo Salud, quien expresó que “lamentablemente, las estadísticas locales no son alentadoras respecto del estado nutricional de niños y niñas en esa etapa. La alimentación entre los 2 y 6 años en nuestro país presenta déficits de nutrientes esenciales para el crecimiento y el desarrollo como calcio, potasio, fibra, vitaminas A, C y D, mientras que es elevada en nutrientes críticos como sodio, azúcar y grasas saturadas”.


Específicamente, lo que se ve en la alimentación de los más chicos es una escasa ingesta de frutas, verduras y lácteos -es particularmente bajo el consumo de yogur. Además, se da un exceso de ingesta de alimentos feculentos (hidratos de carbono, con preponderancia de fideos, arroz, panificados, galletitas) y carnes rojas.


En este sentido, los segundos mil días son una etapa central, afirmaron los especialistas: representan una oportunidad clave para promover los mejores patrones de alimentación posible, para que estos contribuyan al estado de salud general de estos niños y niñas cuando crezcan, en lugar de ser causantes del desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles, como las cardiovasculares, obesidad, diabetes tipo 2 y varios tipos de cáncer, entre otras. 


Ya está más que demostrado que la nutrición pediátrica tiene un impacto significativo en el desarrollo de enfermedades en la edad adulta. Por eso, se habla de ‘prevención primordial’, que es aquella integral y anticipada, que comienza tempranamente, con la implementación de estilos de vida que impidan el desarrollo de factores de riesgo.





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