Los juegos en línea experimentaron un crecimiento exponencial en los últimos años, atrayendo a millones de jugadores de todo el mundo. Sin embargo, este auge también genera preocupaciones sobre consumos problemáticos, incluyendo adicción, problemas financieros y efectos negativos en la salud mental y social.
Estas situaciones implican desafíos significativos a través de la educación, la regulación, el diseño responsable y el apoyo adecuado para mitigar estos riesgos y promover una experiencia de juego saludable y equilibrado.
Desde el DAMSU (obra social del personal universitario) y organismos como la Dirección de Educación Secundaria de la Universidad de Cuyo llevan adelante un proyecto que se enfoca en comprender mejor la conducta de los adolescentes en relación con las apuestas online, generar conciencia sobre la problemática y sus consecuencias y proporcionar herramientas y estrategias efectivas para promover conductas más saludables en los jóvenes y sus familias.
Según comentó a Todo Salud la doctora en salud comunitaria Diana Calderón “se evaluó la prevalencia de estos comportamientos entre los adolescentes, identificaron factores de riesgo y conductas relacionadas y se pusieron en práctica estrategias para reducir las conductas de riesgo”
En un trabajo conjunto entre los Servicios de Orientación de las escuelas secundarias de la UNCUYO y el Departamento Médico Social Universitario (Educación para la Salud- Damsu) llevaron adelante un relevamiento de información entre estudiantes de primero a sexto año, familias y docentes, durante cuatro semanas. Se relevó y analizó la información de 2.376 estudiantes en las escuelas de la Ciudad de Mendoza. La distribución por año fue de 615 respuestas en primero, 464 de segundo, 404 de tercero, 424 de cuarto, 396 de quinto y 73 de sexto.
Acerca de las apuestas en alguna plataforma online 2.028 dijeron que no las han utilizado, en tanto 348 sí lo hicieron. Con respecto a pedir ayuda sobre este tema, 277 explicitaron que han pedido ayuda a la familia, 185 a un amigo, 164 a un terapeuta, 49 a la escuela y 64 no han pedido ayuda.
Un 1% de la muestra manifiesta utilizar billeteras virtuales para apostar, aunque no se estableció la frecuencia semanal con la que lo hacen.
Por otra parte, se relevó información sobre 1.853 familias. Acerca del conocimiento sobre las apuestas online 1.336 dijeron conocer algo sobre el tema, 251 nada y 266 explicitan saber. En relación con eso, 1.587 contestaron no saber que existen leyes que regulan este tema y 215 sí las conocen.
Con respecto a los riesgos, 1.802 dijo saber que al apostar hay riesgos y 52 respondieron que no.
Con respecto a las plataformas de apuestas online, 1.787 respondieron que no las han usado y 62 contestaron que sí.
Acerca del conocimiento de que sus hijos hayan realizado apuestas online, 103 saben que sus hijos lo han hecho, 159 respondieron que no saben y 1.532 contestaron que sus hijos no lo han hecho.
En tanto también se relevó respuestas de 239 docentes, de los cuales 184 respondió que conoce algo sobre apuestas online, 34 no conoce nada y 21 sí conoce. Entre ellos 206 no tiene conocimiento sobre las leyes que regulan las apuestas online, 20 sí y 13 tal vez. Acerca de si conocen que los estudiantes apuesten online; 171 no conoce, 54 sí conoce, 14 tal vez.
Entre las acciones que la Universidad encara se destacan la implementación de programas educativos a través de conversatorios escolares para jóvenes, docentes y familias, además de campañas de concientización para la promoción de la salud y el conocimiento sobre los riesgos asociados con los juegos en línea y el desarrollo de hábitos de juego saludable. Entre ellos se mencionan los controles familiares que contribuyan a regular el tiempo de juego y las compras en línea de sus hijos.
Se establecieron líneas de ayuda y servicios de consejería. Se crearon grupos de apoyo y se promueven prácticas de diseño ético que eviten la explotación de los jugadores y promuevan el bienestar.
Se promueve la gestión de la salud mental a través de contenidos educativos y recursos que promuevan el juego responsable, a través de actividades recreativas y deportivas que puedan servir como alternativas saludables a las apuestas.